De tapas por Jaén

Hoy hemos pasado el día en Jaén. Llegamos sobre las 13.30 horas y aparcamos en la Avda. de Andalucía, es céntrica y no hay que callejear con el coche. Desde ahí empezamos a andar hasta que llegamos a la Catedral. Nos ha encantado la fachada, es una maravilla, el conjunto en sí es una obra del Renacimiento y es candidata a ser declarada como Patrimonio de la Humanidad porque ha servido de modelo para la construcción de varios templos en Hispanoamérica.

Tras hacernos fotos con la Catedral de fondo y pasear por los alrededores, nos entró ganas de tomar algo. Cogimos por la calle Maestra y nos sentamos en la terraza de la Peña Flamenca de Jaén. Allí para refrescarnos, pedimos un tinto con limón porque la verdad es que el día ha sido soleado y hacía un poco de calor. Como en Jaén se estila lo de poner tapa con cada bebida, nos pusieron dos montaditos de queso con aceite y aceitunas.

Cuando terminamos nuestras bebidas empezamos a pasear de nuevo por el centro hasta llegar a una taberna que nos llamó mucho la atención. Nos pusimos en un barril que promocionaba las bodegas del Tio Pepe y nos pedimos dos copas de Fino de dicha bodega, el vino estaba fresquito con lo que entraba muy bien en boca. Tiene algunas diferencias con respecto a los vinos de Montilla Moriles que tomamos la semana anterior en Córdoba. Éste es un poco más suave en boca y más claro a la vista pero está bueno. De tapa con los finos nos pusieron unas rebanadas de tomate y anchoa junto con avellanas. Estuvimos mirando la carta para comer allí, nos llamó la atención porque es como un periódico, pero no nos agradó mucho, tienen variedad y presentación pero son un poco escasos con lo que decidimos ir a otro sitio.

Volvimos a pasear por el centro pero esta vez con el objetivo de buscar algún lugar para comer. Después de ir a un bar que nos habían recomendado y ver que cierran los domingos, regresamos a otro por el que habíamos pasado antes y que nos había llamado la atención porque tenían como tapa Migas. Éste bar se llama El Santuario. Entramos en él y nos llamó la atención el comer sobre la barra del bar, es acogedora. Nos sentamos allí y nos pedimos las bebidas, como tapa nos dieron a elegir entre Paella y Migas a lo que escogimos las Migas, estaban muy buenas. Después, de la carta escogimos para comer una parrillada mediana y nos hemos quedado super bien, tenía variedad y estaba buenísima. El bar es muy acogedor y los camareros están pendientes de los clientes, nos ha gustado mucho, sobretodo el buen rollo que hay entre ellos. Sinceramente lo recomendamos para ir, tienen gran variedad de tapas y de platos en carta. 

Por último, después de comer y de haber visto la ciudad, nos apetecía tomar un café y nos quedaba por ver el Castillo. Decidimos ir hacia el castillo y tomar café allí mismo. Cuando llegamos, primero nos sentamos en el restaurante del Parador, dentro del Castillo. Es un entorno maravilloso y tomar café en uno de esos salones es apasionante. Cuando terminamos el café, dimos un paseo bordeando el castillo hasta llegar a una cruz desde donde se ve toda la ciudad. Tras apreciar las maravillosas vistas, regresamos al coche y vuelta a casa. Ha sido un día diferente pero ha merecido la pena.